miércoles, 31 de diciembre de 2014

Al otro lado

Lo que está del otro lado, en cierto modo, no existe. Tenemos alguna vaga imaginación de que sucede, debe haber todo un mundo allá, pero no nos estremece, no nos toca. Lo que está del otro lado es el espacio de lo seguro, lo incuestionable. Todo lo que no vemos es incuestionable, porque no necesitamos saber nada, está dicho en nuestro silencio, que es ignorante, la certidumbre del ignorante. La antesala del otro lado siempre está oscura, como corresponde a la confluencia entre dos mundos que se advierten, pero no conversan. La antesala está escasamente poblada de rincones borrosos que no requieren mayor definición. Todo lo increíble, lo fantástico, lo que necesita ser explicado, queda de este lado. Vivimos en la inseguridad del tiempo presente y del espacio en torno, donde las cosas cambian de sitio, los objetos envejecen, igual que los cuerpos. El misterio está junto a nosotros. Lo que está del otro lado es una nada constante y serena que permanece en la quietud callada del olvido o de lo inatendido. Es de suponer que nosotros también estamos de algún modo del otro lado de algo, como si al cruzar un espejo, nuestra imagen también cruzara caballerosamente.